La insuficiencia venosa crónica (IVC) es la incapacidad de las venas para transportar adecuadamente la sangre de regreso al corazón. La condición es bastante común, pero puede provocar problemas de salud si no se tratan a tiempo y si no se lleva un tratamiento adecuado. Los efectos comunes incluyen decoloración de la piel, hinchazón y malestar en pies y piernas, que pueden llevar a la ulceración de la extremidad. Cuando se produce insuficiencia venosa crónica, es porque hay un problema con las válvulas y, en consecuencia, la sangre fluye hacía atrás. Esto significa que la sangre comenzará a acumularse en las venas, generalmente en las piernas y los pies.
Las Soceidades Científicas de especialistas en el área de la Insuficiencia Venosa desarrollaron el CEAP (Clinical, Etiological, Anatomical and Pathophysiological), clasificación para estandarizar el diagnóstico y clasificar los resultados de la insuficiencia venosa. Esta abarca siete etapas (C0-C6), que muestran la gravedad progresiva de la enfermedad venosa crónica. Los niveles de iniciación se definen como C0-C3, mientras que la insuficiencia crónica venosa se refiere específicamente a las etapas posteriores y más graves C3-C6.
Al igual que un trastorno progresivo, los síntomas cambian a medida que la afección crece. Los primeros síntomas asociados con la enfermedad venosa crónica son la sensación de pesadez en las piernas, adormecimiento o palpitaciones que llegan a ser molestos. Sin embargo, la enfermedad progresa a venas varicosas, edema y luego da síntomas de insuficiencia venosa crónica y se presenta un deterioro considerable de la calidad de vida de los pacientes. Especialmente en la etapa C6, donde se producen úlceras venosas activas en las piernas, los pacientes pueden experimentar dolor y dificultad de movilidad, que pueden afectar otras áreas de su vida.
Cabe señalar que no todas las causas de IVC son iguales para todos, pero los siguientes factores aumentan la probabilidad de padecerlas:
El tratamiento correcto para la Insuficiencia Venosa Crónica es diferente para cada persona, ya que a menudo depende de la edad, el género y el estado de salud actual del individuo. A veces se prescribe medicación para ayudar a controlar la IVC, pero la terapia de compresión es crucial cuando se trata de manejar sus diferentes etapas. El uso de medias de compresión ayuda a aplicar presión en las piernas y pies, lo cual reduce la hinchazón y alivia los incómodos síntomas en pacientes con IVC. Muchos productos JOBST® se pueden usar a diario y vienen en diferentes niveles de compresión recomendados para cada etapa de gravedad de IVC.
Además de la terapia de compresión, es importante hacer ejercicio regularmente y elevar las piernas a la altura del corazón, es decir, recostarse y descansar los pies sobre almohadas. Esto es de gran ayuda en el tratamiento de la insuficiencia venosa, debido a que estimula el flujo de sangre desde las piernas hacia el corazón. El uso de emolientes o humectantes puede fortalecer la piel dañada y aliviar algunos síntomas asociados a la lipodermatoesclerosis.
Después de un diagnóstico detallado de insuficiencia venosa, un profesional de la salud puede realizar procedimientos quirúrgicos y no quirúrgicos. El uso de medias de compresión es un procedimiento no quirúrgico usado comúnmente y altamente efectivo en su uso regular.
Referencias
Zegarra T. & Tadi P. CEAP Classification of venous disorders. StatPearls. 2021
Wounds UK (2019) Best Practice Statement: addressing complexities in the management of venous leg ulcers. London: Wounds UK. Disponible en: www.wounds-uk.com